“Es noviembre,
no se olvide, el momento que más hace girar los resortes del arte”, frase que
acuñé hace 24 años, cuando despuntaba La
Historia Moderna.
Aquella sensación contrastaba diametralmente con, “Noviembre, la más
desapacible de las estaciones”, de Robert Graves. El arte de la política frente
al arte poético: ambos se beneficiaban.
Sin embargo, por su condición dimensional —CSG fraguaba el gran salto a
la modernidad—, aquella interpretación de finales del 88 con ésta de 2012, asemeja
tan solo un vector (no lo poliédrico) que con el tiempo enardece a quien se le suele
nombrar como un “tal-Iván”, una rémora de ojos saltones que clama venganza.
Dice ‘el pilluelo’, enfundado en su cariz de intolerancia: “Es
inadmisible la forma en que Peña Nieto compró la elección.” Haremos desmanes en
la toma de protesta del 1 de diciembre.
Pregunto, ¿nunca se cansarán?
Y en el mismo tenor, una tal Aleida Alavez (muchas “a”… ¿alemán
totalitario con árabe intolerante?), vicepresidenta de la Mesa Directiva de San
Lázaro, aseguró que “no hay condiciones de gobernabilidad para que se lleve a
cabo el relevo del Ejecutivo”. Ese día su partido llevará a cabo acciones para
evidenciar la ilegitimidad de Peña Nieto… “Somos 104 diputados…”, dijo, y
amenazó que tomarán acciones de cualquier índole.
Están dolidos. Nacieron dolidos. El agravio lo cargan desde el inicio
de los tiempos.
Esa dolencia y bilis se han mezclado en un drama exacerbado, y siendo
nuestro pasado una leyenda elaborada para distinguir el bien del mal, españoles
frente a indios, poderosos respecto de jodiditos, las medias tintas no caben.
Así se dieron a la tarea de crear su propia universidad —la UACM—, un
remedo de centro de estudios superiores con forma de “patito”, totalmente
controlada por los morenazos —de
‘MORENA’, último engendro—, que ahora se aprestan a desmantelar al PRD, y a
agarrarla contra Mancera, Ebrard, los ‘chuchos’ y todo aquél que no comulgue en
su Santa Iglesia.
¿Querrán también fastidiar a la nativa del Tepeyac?
No obstante, un hecho insólito para su frágil entendimiento los ha enrevesado
al colmo, esa muina con la que deambulan y arrastran para solazarse en su
desencanto: EPN estará en Palacio Nacional; sí, en pleno Zócalo, luego de
asumir el poder en San Lázaro.
Sí, en el lugar sagrado de esas almas piadosas, cobijadas por su Mesías Tropical, rodeado éste por sus
talibanes, su hombre de “las ligas”, y la superchería a la usanza nazi o la
creencia de que “yo soy la verdad”, y ustedes arderán en el infierno.
¡Válgame Dios!
Chihuahua, Chih., noviembre 21, 2012.
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