viernes, 29 de octubre de 2010

Pensar para vivir en grande

Estimado (e) lector, usted seguro ha tenido la suerte de viajar, o al menos a través de la televisión o Internet ha observado que en muchos lugares del mundo la gente puede convivir en espacios urbanos que trascienden los centros comerciales —el típico mall—, donde tiene acceso a cafeterías al aire libre, bares, restaurantes, museos, galerías, librerías, cines, bibliotecas, oficinas de turismo, bancos, servicios multimedia, kioscos de revistas y periódicos, gimnasios y otros como los que ofrece, por ejemplo, la autoridad municipal. Entonces, usted debe tener más o menos claro el concepto del Down Town, donde se ha rescatado y preservado el patrimonio histórico.

No obstante, quizá usted desconozca que en las grandes zonas metropolitanas, estos lugares de convivencia se multiplican, y han originado el más avanzado concepto denominado Ciudad Policéntrica. Varias ciudades en una, para ofrecer los servicios que las comunidades demandan en pleno S. XXI, incluidas por supuesto las oficinas de atención ciudadana, los hospitales y la seguridad.

Déjeme comentarle que lo último en esa evolución y tendencia, también integra a los centros de educación avanzada, institutos de investigación científica y otras ‘oficinas’ que trabajan en el origen y creación de conocimiento, las ciencias y el arte, el simple y puro pensamiento… Esto en sí mismo rebasa el optimismo y la alegría.

Pero no, no es necesario en absoluto que usted tenga que salir del país para gozar lo que ciudades como San Francisco o Nueva York, Curitiba (Brasil), Castellón del Plan (España), Dublín (Irlanda) o Champaigne Urbana (Francia) ofrecen, porque en México pueden encontrarse rincones especiales con cierta semejanza, como son Santa Fe y algunas colonias ribereñas a Insurgentes Sur, en el DF, así como ciudades hermosas desde Mérida, pasando por el Puerto de Veracruz, Jalapa, Puebla, Cuernavaca, Querétaro, Morelia y Guadalajara, provincia mexicana con un presente descomunal por sus raíces, arquitectura y patrimonio cultural de la humanidad, y un futuro que bien podrán redactar conforme al talento de su gente.

Por ser estas ciudades productoras básicamente de servicios, cuyo contenido es intangible como lo es el conocimiento, los sueldos que reciben por producirlos se cotizan a precios internacionales, por lo que suelen ser más altos que los que paga la industria y mucho mayores que los que reciben los trabajadores del sector primario, léase agricultura, ganadería, pesca, forestal y minería. Además, los servicios que se originan en Seattle, San Francisco, Santa Fe y Colonia del Valle (DF), San Pedro (NL) o Barcelona, tienden a proliferar, de modo que cada vez más gente encuentra empleo en este sector económico. Pero es gente con un grado de preparación académica superior, o al menos distinta a la que forman las universidades tradicionales.

La riqueza que generan estas áreas urbanas puede alcanzar hasta el 80 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de un país, como sucede en las economías postmodernas. Los países pobres dependen más de las actividades primarias, ocupan menos gente y reciben los sueldos más bajos.

De ahí, querido (e) lector… ¿tendrá que ser requisito que la gente que decide, deba viajar (o leer) un poco más? O lo que es lo mismo, ¿hemos ya alcanzado los chihuahuenses la madurez para pensar y vivir en grande?

NOTA: Apuntes al vuelo, derivados del proyecto: “El Sector Terciario y la Economía del Conocimiento. Construyendo el Eje Chihuahua-México”, registrado en el Sistema Estatal de Investigadores (SEI). Consejo Estatal de Ciencia, Tecnología e Innovación de Chihuahua [COECyTeCH].

viernes, 1 de octubre de 2010

De la oscuridad a la palabra


La nota la dio Pancho Villa en los principales periódicos del mundo. Tomar Ciudad Juárez, Torreón y Zacatecas le dieron a Chihuahua sus 15 minutos de fama, medidos no en términos de horas, sino en décadas. Un siglo después aparecemos de manera simultánea y en toda la extensión de la aldea global. En ese ínterin, la promesa de un Chihuahua vanguardista y bien plantado en la ruta de la postmodernidad, se ha ido desdibujando, cayendo a pedazos.

De la oscuridad…
Para qué tanto brinco, estando el suelo tan parejo, diría cualquier observador, de esos que suelen ser estigmatizados por no pertenecer a la «noble estirpe de Chihuahua», frase que Martín Luis Guzmán inmortalizó en “La fiesta de las balas” [“El águila y la serpiente”]. Hasta hace poco, bastaba que nos certificáramos en la cultura de la carne asada, para proteger nuestra identidad ante las amenazas del exterior…
Pero qué ironía: tanto salvaguardamos nuestras tradiciones, incluidos los famosos ‘burritos’, que un día despertamos a una pesadilla que confirmó que nuestro modelo de autarquía isolation a rajatabla, nos llevó a algo más grave, la oscuridad… Sí, certificada por nosotros mismos.
[El botón]
A un año de mi retorno a Chihuahua, El Heraldo es casi el mismo concepto que leí hace 35 años: cero evolución. Sin embargo, El Norte de Monterrey hoy es el Reforma en todo el país (desde 1993). Agréguese: Milenio (diario y TV), Reporte Índigo y ofertas con la plasticidad de información y análisis que no sólo NL, además otros estados de la República ostentan. Ni siquiera televisión propia tenemos (por ahí el Canal 28). Mucha autarquía… Pocas palabras.
El buen juicio y el sentido común en Chihuahua han explotado el sentimiento de agravios del Centro; de esa gente del sur. Ser vilipendiados, es la expresión dura pero inequívoca que mejor califica esas afrentas. Sucede que este mismo mecanismo de evasión, es el que ha esgrimido el Estado mexicano cuando responsabiliza a EEUU de todos nuestros errores. O a la gripe, a las tormentas financieras, a otros huracanes reales.
Hoy la evidencia empírica demuestra que la mejor edificación social es con base en la educación, y el momento exige un plus en ciencia y tecnología.
¿Cuánto pudimos haber evitado, de haber destinado mayores recursos a ese factor fundamental del desarrollo? Por eso, afirmar que el nivel educativo y cultural de la población —léase juventud, carne de cañón— corresponde a la pobreza de nuestros medios de comunicación chihuahuenses, es más que un Perogrullo. Podrá argüirse que NL también experimenta zozobra; sin embargo, ellos continúan avanzando hacia su destino postmoderno: Economía del Conocimiento, ciudad hiperindustrial, centro financiero nacional.
… a la palabra.
¿Cómo la eliminación de las fronteras  —derivación del instante en el espacio digital— puede preservar, sostener y enriquecer la creación de memoria y pensamiento, base de lo que trasciende?
Antes de Google y las redes sociales, hubo experiencias efímeras; pero mucho antes, fueron las bibliotecas, el New York Times, las noticias hertzianas. Aquellas experiencias exitosas han hecho historia y siguen recreándola, en medio de nuestra realidad inexorable y cruenta.
Nuestra ciudad y el estado merecen más. Pero la miopía que suele caracterizarnos fosiliza nuestra cultura de la carne asada y, en el colmo, nos solazamos de pertenecer a una noble estirpe sin aquilatarla. Sintomático que altos valores como lo fueron Martín Luis Guzmán, Manuel Gómez Morín (fundador del Banco de México), David Alfaro Siqueiros, Antonio Ortiz Mena, Hugo Rascón Banda, Carlos Montemayor, Gonzalo Martínez, por citar sólo a algunos que merecen tal calificativo y que ya partieron, hayan triunfado en la Ciudad de México, sitio que suele ser menospreciado en estas latitudes.
Chihuahua requiere emprender un proyecto de divulgación periodística y editorial, que pueda constituirse en la piedra angular de la política cultural, con participación acotada al gobierno. Una estrategia que sea auspiciada por el poder ejecutivo y/o legislativo, pero sus fundamentos, constitución, naturaleza y propósitos sean privativos de la sociedad civil, la empresa, los periodistas, editorialistas y pensadores.
Una expresión propia del ciudadano, plural, independiente y justa a las necesidades y retos del cambio permanente. Un nuevo mecanismo para un renovado modelo cultural que elimine todo resquicio de estereotipos que aún sobreviven, a 20 años del advenimiento del Internet y las tecnologías de la comunicación.
Los medios en la era digital plantean ambos parámetros: lo instantáneo y el alcance, lo cual entraña retos incalculables. Retos como avizorar un futuro de gran aliento y, por qué no, de trascendencia más allá del ámbito regional, porque el futuro es hoy, justo en el momento de los acontecimientos y la previsión (anticipación) de las tendencias en formación.
Tal reto entraña la creación y lanzamiento de un ‘rotativo’ de la era digital y las telecomunicaciones, si se logran las sinergias con las instituciones clave.
¿Y no es este el momento ideal para emprender tal osadía?
Para un chihuahuense que piensa, absorbe y transpira información, el cambio de poderes es oxígeno puro… El 2012 otea y la juventud se torna adulta… La ‘mass media’ experimenta la inevitable metamorfosis… El 4° Poder se exacerba en las redes sociales… Emergen nuevas realidades y nuevos retos…