viernes, 19 de octubre de 2012

Tiempo de mi mujer, Camargo

Tiempo de reconocimientos. Tiempo de reencuentros. Tiempo de limpiar el espíritu y clarear el alma. Tiempo de retorno a “tierra santa”, como dicen mis paisanos.

Es tiempo de La Santa Rosalía, a quien tributo debemos los camarguenses por tener ese privilegio de pertenencia y más de protección, diría, divina, donde las tempestades no asolan ni los vientos arrasan. Que es lugar que lo mismo provee calor tropical y cierto frío de Septentrión, donde sus márgenes procuran alimento y la creación es más que un ritual de conversión a lo que deje marca, y el poeta esgrima con pinceles, vocalización, cincel, movimientos corporales y a veces letras para su estampa en el tiempo.
Es tiempo que renueva la promoción que viene en camino. Por ellos que mejoran y enderezan las obras que atrás, aquéllos dejaron huella: sobrios, inéditos, casi ocultos, pero bastante claros, en razón de esas trazas que hoy recuperan pasos nuevos de un transitar que sólidamente y seguros se reafirman. Casi un círculo, un soliloquio, una vuelta sobre sí mismo…, una tautología, es la vida que transcurre en un pueblo donde siempre hay alguien que crea y recrea con magia proteica, la vida.

Es tiempo de señalar la presencia determinada, activa, de ciertos personajes que recuperan la entraña de La Santa Rosalía de Camargo, y ofrecen entrega, pasión e inteligencia para que vibre, así sea por una horas, esta comunidad que a veces es necesario impelerla.
Es tiempo, sí, aunque suene extraño este ocurrimiento verbal. Pero no demerita el hecho de que sea una mujer brillante, testaruda, obcecada, amorosa de su tierra, quien comanda a estos disímbolos caracteres, quienes congregan a ese festejo mayor de cada año, este 20 de octubre, para dignificar su pertenencia y pertrechar a jóvenes que estudian en Chihuahua.

Sí, es tiempo de referirme a “la pecosita” y a su tribu denominada ACARACHI.
¡Buen provecho!

 
Chihuahua, Chih., octubre 19, 2012.

miércoles, 10 de octubre de 2012

Árboles de Estanislao Muñoz

“…la leyenda del Ave Fénix, que renació de sus propias cenizas deja de ser leyenda cuando se dice que el hombre, a través de los árboles materialmente vuelve a la vida.” [Véase: “Árboles y cruces”, del Ing. Estanislao Muñoz Aguilar, publicado en “La Voz de Ayer y Hoy” el 15 de febrero de 2006, aunque data del 21 de febrero de 1949. Santa Rosalía de Camargo, Chihuahua, MÉXICO.]

Abuelo de mi pecosita, contemporáneo de ‘Pancho’ Pérez Mendoza, mi padre, seguro ambos compartieron al menos conversación y algunos tragos en la famosa cantina de Camargo, “Montecarlo”. El ingeniero Muñoz fue un hombre de letras y números, y entre sus principales aportaciones está haber plantado hectáreas de árboles, algunos de los cuales sobreviven en La Santa Rosalía o en tramos entre Saucillo y Meoqui.

Me motivó abordar ese ensayo por la cercanía conceptual con el estudio sobre el origen de la poesía, “La Diosa Blanca”, escrito por Robert Graves en 1948; sí, un año antes de “Árboles y cruces” de Don Estanislao.

Dice Graves:

“Encontré por primera vez el alfabeto de árboles: Beth (abedul = B), Luis (fresno silvestre = L), Nion (Fresno = N) en la Ogygia de O’Flaherty; lo presenta… como una reliquia auténtica del druidismo transmitido oralmente a lo largo de los siglos. Se dice que posteriormente se le utilizaba para la adivinación únicamente, y que se compone de 5 vocales y 13 consonantes. Cada letra tiene el nombre del árbol o el arbusto del que es la inicial (en gaélico).”

Agrega:

“Los nombres de las letras en el alfabeto irlandés moderno son también de árboles y muchos de ellos coinciden con la lista de O’Flaherty, aunque T se ha convertido en árgoma, O en retama y A en olmo.”

Dejemos abiertas aquellas interpretaciones sobre los árboles como símbolos, que Graves y Muñoz nos brindaron en su tiempo, reproduciendo un texto que di a conocer un 21 de marzo de 2011:

Robert Graves entendió el lenguaje poético como una forma de lenguaje mágico empleado en el Mediterráneo antes de la Antigüedad Clásica, que en forma codificada se celebraba en honor de la Diosa Blanca —la Luna—, también conocida como Musa. Para que surtiera efecto y perdurara el hechizo, el poeta jamás se casaría con la musa, es decir con esa Diosa, y así tendría efecto el lenguaje de toda poesía verdadera. Tal desventura del hombre está demostrada a lo largo de la historia de la creación artística, pues la mayoría de las obras [poesía, pintura, música, canto, baile, actuación, escultura, arquitectura, cine, fotografía], si no es que todas, han derivado de desgracias a causa de un amor no resuelto o que luego se malogró.

 

Chihuahua, Chih., octubre 9, 2012.

 

jueves, 4 de octubre de 2012

“Historia para hoy” – Mis puntos de vista


Reproduzco extractos de “Historia para hoy”, seis textos que acaban de publicarle a Héctor Aguilar Camín en Milenio Diario, que sirven como una especie de Ceremonia del adiós tras la cual toma un año sabático. Sólo haré referencias al primero y último, por razones de espacio.

 1.- Las transformaciones de México.

  Hasta 1982, México presentaba buenas credenciales de estabilidad y desarrollo. Era un caso exitoso de los llamados “crecimientos hacia adentro”…, con base en la sustitución de importaciones, el proteccionismo comercial y el intervencionismo del Estado….”
 
IMPRECISO: Desde 1972-73, la economía mexicana ya estaba siendo saboteada por Luis Echeverría. Éste decidió, con base en su incompetencia, destruirla desde Los Pinos con sus expertos que importó del “Cono Sur”, los ‘transterrados’ de Argentina y Chile. Le dio un puntapié a Ortiz Mena, el creador del Milagro Mexicano. Demolió las bases de estabilidad macro: precios, tipo de cambio, tasas de interés, en su delirio de gasto exacerbado, como recién lo hizo a su antojo Rodríguez Zapatero en España.


“A partir de los años setenta, cambiaron las reglas de la economía mundial. Se impuso una lógica de grandes cambios tecnológicos y flujos comerciales que desafiaban con su productividad las fronteras nacionales y las economías planificadas. Los países exitosos empezaron a ser los que podían crecer “hacia afuera”, exportando…”
 
PRECISIÓN: La Aldea Global emerge —no obstante Marshall Mc Lujan— a mediados de los 80. Entonces Karol Wojtyla incide en la caída de El Muro de Berlín, hace su arribo la Perestroika y Glasnost, y las telecomunicaciones se estrenan como tecnologías de la información con sus más acabados artefactos: el celular y la red de redes, Internet. En efecto, el mundo dio un giro de 180° y las mentes evolucionaron con las aportaciones de Vaclav Havel, Karl Popper, Humberto Eco, Chomsky, et al. Operaba en ciernes una modalidad revolucionada con base en las TIC's y la ciencia, la formación de capital humano a ultranza.


“México se ajustó a los desafíos de la hora. La crisis de 1981-82 tuvo un efecto irreversible sobre las finanzas públicas. Hasta ese año, casi todo en México estaba subsidiado y protegido de la competencia: lo mismo el capital que el trabajo. La quiebra de las finanzas públicas significó… el fin de un régimen político. La clase gobernante tuvo que plantearse lo que llamaron entonces un “cambio estructural”: reducir los subsidios y el proteccionismo, achicar el Estado, abrir la economía a la competencia internacional.”

EXACTO: El trabajo sucio lo realizó Miguel de la Madrid, pues ‘el compa’ de Echeverría, López Portillo, echó por la borda todo un sexenio con el que pudo enderezar la economía. Los echeverristas agraviados: Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas y su hijo putativo, López Obrador, desertaron del PRI. Aún sueñan con repetir la estulticia echeverriana del Estado absolutista, que hace más de tres décadas desapareció de la faz de la Tierra.

 
6.- La llamada del futuro.
 
“La economía del país presenta grados de concentración y privilegio que frenan su conversión en una moderna economía de mercado. Pero esa misma economía desigual acudió con eficacia a la puerta abierta por el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica y convirtió al país en un exportador impresionante, con una planta industrial moderna. Si se abren oportunidades de inversión en el ámbito de la economía interna, la estructura productiva dará también un salto para construir lo que le falta ganar: el gran mercado de consumidores de primera generación que hay en la población pobre de México.”

SORPRESA: Hoy todos ‘atinan’ a lo que debe ejecutarse sin dilación: explotar el apetitoso mercado interno. Más aún [y apenas empiezan a darse cuenta], irse sobre Centro y Sudamérica. Y lo que es fundamental, trabajar en inteligencia, invertir en ciencia y tecnología, formar capital humano, crear infraestructura donde aniden las ciudades del conocimiento [parques industriales-academia-funcionarios pensantes], en un grado que no lograron atinar las dos administraciones panistas, menos nuestros gobiernos locales: a comprender que, luego que se bajen del caballo o la troca, lean, se empapen de experiencias exitosas [Alemania, Corea del Sur, Chile], se rocen con ellos, se tomen una copa, se coman una vaca, pero que aprendan.
 

Chihuahua, Chih., octubre 4, 2012.

lunes, 1 de octubre de 2012

Casa Combate


Es lunes de octubre. El mes inicia, pero ayer mi vida dio un vuelco. Lo inútil de los pasos que el tiempo me ha acompañado dijo, no te mereces esa dama, está más adelante de cualquier intento por ubicarte en un grado de sensatez…, para su dignidad y mi vacío que no le fue dado compaginar. Diría con justicia: la inutilidad de aventurar vocación de poeta es más que evidente; la vacuidad se ciñe alrededor de estas letras que tampoco merezco. Desprovisto de sustancia, me desvanezco, me tuerzo y caigo ya sin rodillas, amorfo. Las palabras, insisto, no me pertenecen. Tampoco me es dado escribir la patraña, lo insulso, lo que suele leer gente inerte, a semejanza de los que ya partieron pero aún ocupan espacio que no les pertenece, y no se han dado cuenta. Cual fantasmas. No es hora de quejarse. Asumo lo que soy ¿Qué soy?. Pero ahí brota, por suerte siempre la maldita suerte el cuento que más injurias y aborrecimiento habrá de provocar. El poeta suele equivocarse al generar encono, no sólo belleza. Algún derecho me asiste, y por eso las letras harán su tarea. Recuerden: no son mías; en este caso, no me pertenecen. Limpio estoy. Déjenme en paz.

Así dice…

La música y los humos resuenan ahogados desde el interior de un tugurio donde la confusión iguala frases incoherentes, entre un español mal hablado y un inglés con más faltas gramaticales, pero mi deber consiste en decodificarlas previendo algún incidente. Alcohol o drogas pueden no significar en un ambiente hostil donde el mal rasero hizo de esa marginalidad la pauta que da vida y muerte, según sea el ánimo de Dios o quien se cree con ese derecho.

Veo a través de monitores a los cara dura merodeando la escena. De a poco nutren el congal; huelen, saben, se ven diversos; parecen o se creen diversos, más sus atuendos y perfil los delata: morenos, cabello brilloso y con su densidad milenaria desde que les fue impuesta una dieta para caer por su propio peso. Los años de la ‘Alta California’ tampoco procuraron embellecimiento, pues su paisanaje, recién avecindado, ignorante en el agravio y maltrato de la infancia, les dio por nacer sin suerte.

El cadenero de buena gana prefiere maltratarlos, antes que ceder a sus precarios encantos. Él, indio norteño, los desprecia, siendo que son a su semejanza, hermanos de tierra y desventura. Pero tiene una debilidad. La pianista y los acordes que una banda le acompaña, graduada en el más prestigioso conservatorio del patio trasero, toca melodías cachondas, y el tipo enloquece; le da por bailar, abandona su puesto, la puerta descubierta, la lacra se introduce y es entonces que mi secuaz, un gorilón de mi tierra, 1.95 de estatura, ojos de tigre, casi un gatito, pero montés, los agarra del pescuezo y los bota de una patada en el fundillo. Enseguida va tras el moreno y con sólo una mirada lo conmina a retomar su puesto de trabajo. Todas las noches es lo mismo. Enloquece cuando su cofrade conduce a la “fina y refinada audiencia” con su arte y sus mañas consabidas, su cigarro quemándole los dedos y un tequila que nunca le abandona. Nacieron el uno para el otro. Son bohemios, pero están perdidos en esa nube de humo; sólo las trifulcas los despiertan del soliloquio, el trance hipnótico entre tantos vapores.

Dos o tres personajes se suman a esa decadencia que por desdén adjudicaron a ese lugar impropio…, la “Casa Combate”. Está la fichera, una mujer de carnes amplias y frondosas, voluptuosa, entregada con medida para obtener del placer que ofrece las monedas que una a una darán fama a su bien ganada reputación de mujer difícil, por lo opulento de su talle y su cuenta bancaria igual de frondosa. Está el garañón, cuya estirpe dará de que hablar por años. Lo suyo son las mujeres fáciles y no tan dóciles; las que se arriman y se cobijan bajo su consuelo de padrote, las engaña aunque ellas adoren su estampa de cabrón, determinado; y con esa magnificencia nunca despreciable, esas damiselas hambrientas de golpes y ultrajes lo persiguen, es su guía. Saben que sin él la vida es menos que la patética jodidez que les acompañará hasta la muerte. También, por ahí, a veces escamoteado, un adonis muestra sus encantos, sólo disimulados, para que seres de toda grey se embelesen soñando un día adjudicarse ese fruto que no se vende, en ocasiones mostrado más nunca disponible. Y como no queriendo, un ser perplejo, ataviado a la usanza medieval, esparce aromas de incienso en un afán de redimir a esas almas impolutas, que no le hacen caso, mas él se esmera y ruega por ellos, por su salvación, en tanto la música cadenciosa le arrebata el único chance de cumplir lo que bien sabe está más allá de sus deseos.

La mujer del piano enloquece en el momento menos esperado. La cumbia cede y sin parpadeo se arranca con sonidos de barroco…, la rechifla se arma…, el mocetón sabe que es hora de cobrar con golpes al incauto. En un parpadeo, mentándoles la madre y escupiéndoles gargajos, verdes como sus ojos, los zarandea y luego arroja, sin un clavo, solazándose con el botín que le dispenso, por su lealtad de fiera, bien amaestrado. Lo eduqué de niño, le dije cómo comportarse. Nunca me alza la voz, de frente no suele verme, sabe que mi ira es incontenible, que con una frase lo desarmo y queda a mi merced, a mi grave designio, como me enseñó mi abuelo, un hombre de ‘fierros’, de Chihuahua, no tan alto, pero con una voz que enmudecía a presidentes y lacayos…, que para eso están, para servir y obedecer al hombre de “Los chiles tristes”. Así me decía.

Las horas transcurren en la “Casa Combate”. Igual, la música lánguida, exudante, o frenética e inverosímil, sea como desee y se le antoje a la diva de ese clan extraño. El cadenero, enfurecido porque le está vedado entrar a la sonaja. La mujer amplia y cachonda vendiendo encantos que nunca entrega. El garañón cogiendo por igual feas y más que feas. El hombre de la toga y sus sermones admonitorios, y aquél que no se vende, que está para que putos y lesbianas, mujeres de los colores que aquella urbe del pecado desean pero sólo ven, aprecien su belleza, y con ese antojo se queden.

Atrás de ese tinglado, un sombrío personaje se tuerce noche a noche, desde que en otra metrópoli aprendió a manejar los hilos de las marionetas.

Chihuahua, Chih., octubre 1, 2012.