Reproduzco extractos
de “Historia
para hoy”, seis textos que acaban de publicarle a Héctor Aguilar
Camín en Milenio Diario, que sirven como una especie de Ceremonia del adiós
tras la cual toma un año sabático. Sólo haré referencias al primero y último,
por razones de espacio.
IMPRECISO: Desde 1972-73, la economía
mexicana ya estaba siendo saboteada por Luis Echeverría. Éste decidió, con base
en su incompetencia, destruirla desde Los Pinos con sus expertos que importó del
“Cono Sur”, los ‘transterrados’ de Argentina y Chile. Le dio un puntapié a
Ortiz Mena, el creador del Milagro Mexicano. Demolió las bases de estabilidad
macro: precios, tipo de cambio, tasas de interés, en su delirio de gasto exacerbado,
como recién lo hizo a su antojo Rodríguez Zapatero en España.
“A partir de los años setenta, cambiaron las reglas de la economía
mundial. Se impuso una lógica de grandes cambios tecnológicos y flujos
comerciales que desafiaban con su productividad las fronteras nacionales y las
economías planificadas. Los países exitosos empezaron a ser los que podían
crecer “hacia afuera”, exportando…”
PRECISIÓN: La Aldea Global emerge —no
obstante Marshall Mc Lujan— a mediados de los 80. Entonces Karol Wojtyla incide
en la caída de El Muro de Berlín, hace su arribo la Perestroika y Glasnost, y
las telecomunicaciones se estrenan como tecnologías de la información con sus
más acabados artefactos: el celular y la red de redes, Internet. En efecto, el
mundo dio un giro de 180° y las mentes evolucionaron con las aportaciones de
Vaclav Havel, Karl Popper, Humberto Eco, Chomsky, et al. Operaba en ciernes una modalidad revolucionada con base en las TIC's y la ciencia, la formación de capital humano a ultranza.
“México se ajustó a los desafíos de la hora. La crisis de 1981-82 tuvo
un efecto irreversible sobre las finanzas públicas. Hasta ese año, casi todo en
México estaba subsidiado y protegido de la competencia: lo mismo el capital que
el trabajo. La quiebra de las finanzas públicas significó… el fin de un régimen
político. La clase gobernante tuvo que plantearse lo que llamaron entonces un
“cambio estructural”: reducir los subsidios y el proteccionismo, achicar el
Estado, abrir la economía a la competencia internacional.”
EXACTO: El trabajo sucio lo realizó
Miguel de la Madrid, pues ‘el compa’ de Echeverría, López Portillo, echó por la
borda todo un sexenio con el que pudo enderezar la economía. Los echeverristas
agraviados: Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas y su hijo putativo, López Obrador,
desertaron del PRI. Aún sueñan con repetir la estulticia echeverriana del
Estado absolutista, que hace más de tres décadas desapareció de la faz de la
Tierra.
6.- La llamada del futuro.
“La economía del país presenta grados de concentración y privilegio que
frenan su conversión en una moderna economía de mercado. Pero esa misma
economía desigual acudió con eficacia a la puerta abierta por el Tratado de
Libre Comercio de Norteamérica y convirtió al país en un exportador
impresionante, con una planta industrial moderna. Si se abren oportunidades de
inversión en el ámbito de la economía interna, la estructura productiva dará
también un salto para construir lo que le falta ganar: el gran mercado de
consumidores de primera generación que hay en la población pobre de México.”
SORPRESA: Hoy todos ‘atinan’ a lo que
debe ejecutarse sin dilación: explotar el apetitoso mercado interno. Más aún [y
apenas empiezan a darse cuenta], irse sobre Centro y Sudamérica. Y lo que es fundamental, trabajar en inteligencia,
invertir en ciencia y tecnología, formar capital humano, crear infraestructura
donde aniden las ciudades del conocimiento [parques industriales-academia-funcionarios
pensantes], en un grado que no lograron atinar las dos administraciones
panistas, menos nuestros gobiernos locales: a comprender que, luego que se
bajen del caballo o la troca, lean, se empapen de experiencias exitosas
[Alemania, Corea del Sur, Chile], se rocen con ellos, se tomen una copa, se
coman una vaca, pero que aprendan.
Chihuahua, Chih., octubre 4, 2012.
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