Me diste un chocolate y una sonrisa
un pan para el café y té para quererte
una mañana poco fresca
de Chihuahua en el estío.
Mi casa abierta, llegaste
con unos ojos que ya quisiera
cuando rebotan las palabras
poco educadas, vacías
en ciudades que no alcanzan
a avistar más allá de su memoria.
Son iguales
aquí y allá en sus miserias de luces apagadas.
Pero esta mañana tu sonrisa, tus regalos
me cubren me protegen me auspician
y el mal sabor, amargo al mediodía
se esfuma y tu sonrisa queda
con el brillo intenso
de unos ojos pispiretos
desnudos sin lentes que lastiman.
Qué pretensiones se abrogan
al llamar palabras a esas palabras
pequeños insulsos, cargados de miserias
jamás una sonrisa, así tendrán
porque el poema se eclipsa
en su inframundo negado a sensaciones.
Entrega y misterio y más misterio
cuando la flor se abre y el que sueña
el poeta en ese canto se cimbra
ante el brillo de una hermosa Dama
unas pecas que juegan en sonrisas
poeta que está abierto al sueño
que cada mirada sea suya
con un brillo donde sus ojos son suyos
y olvida frases pueriles
cuando la flor se abre y el que sueña
el poeta en ese canto se cimbra
ante el brillo de una hermosa Dama
unas pecas que juegan en sonrisas
poeta que está abierto al sueño
que cada mirada sea suya
con un brillo donde sus ojos son suyos
y olvida frases pueriles
pues lo único que vale...
Es sentirte
Es sentirte
mía.
Chihuahua. Mayo 16, 2011.
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