¿Quién teme a Virginia Woolf?
Por lo menos, no los personajes del film (1966) estelarizado magistralmente por Elizabeth Taylor y Richard Burton, quienes durante una turbulenta noche, ya hartos de sus simuladas ilusiones deciden despojarse de toda hipocresía...
Extrapolando, ¿Qué sentirán esos que les resulta temerario decir su nombre y sólo atinan a llamarlo el innombrable?
Ya lo dijo Ricardo Alemán, otrora articulista de El Universal [“El papá de los pollitos”; octubre 13, 2010]: “¿Cuántos hombres forjados por la familia Salinas (...) los intereses de Salinas, están hoy en posiciones de poder, disputan hoy el poder y hasta “les da asquito” reconocer que en su tiempo le prendieron veladoras? Empezando por AMLO y su escudero Ricardo Monreal, sin olvidar que Raúl y Carlos son padres de esa grosera empresa familiar llamada Partido del Trabajo (...) El IFE cumplió 20 años, y al festejo acudieron, además de Salinas, los salinistas Jorge Carpizo, Arturo Núñez (...) pero en la adelantada contienda presidencial de 2012, será candidato el salinista Marcelo Ebrard, hijo político del supersalinista, Manuel Camacho”.
Desde Lázaro Cárdenas, ningún otro presidente de México se ha conducido como estadista. CSG creó el Programa Nacional de Solidaridad [Pronasol (Progresa, Oportunidades)], fundó el Instituto Federal Electoral (IFE), firmó el TLC con América del Norte (México-EU-Canadá), impulsó el Liberalismo Social como corriente ideológica basada en los preceptos de Jesús Reyes Heroles, la Revolución Mexicana y el pensamiento juarista, y realizó diversas acciones para la modernización de México: reforma educativa, desregulación y competitividad económicas, relaciones con las iglesias y fin del reparto agrario, entre otras. Colocó a México en la antesala de la postmodernidad. Previo (1993) al colapso de su imagen y pérdida de credibilidad (1994), su obra apuntaba al porvenir. Zedillo enderezó los errores, corrigió las debilidades macroeconómicas e instaló a México como la décima potencia económica (2000). Diez años después, el Estado beato y sumido en el pánico a Virginia Woolf, ha sido la divisa.
El colofón de este mini breviario se lo dejo a otro editorialista, Salvador García Soto, cuando escribió sobre la designación de Francisco Rojas como el líder de la diputación priísta [“El misterio de la trinidad tricolor”, El Universal, agosto 22, 2009]: “Tres liderazgos distintos, un solo jefe verdadero... Una trinidad formada por Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones y Beatriz Paredes Rangel, bajo la tutela “moral” del ex presidente CSG, es la base sobre la que hoy se sienta la unidad y la solidez del viejo partido”.
Quizá sean insuficientes las evidencias para esta argumentación. Lo cierto es que existen indicios que detectan miedo en el ambiente político, y esto lo tapan con hipocresía. No olvidemos en esta ecuación a otro socio importante: el jefe Diego y las reformas constitucionales que sí caminaron; y sobre todo, que Salinas está escribiendo y ya puso a trabajar a los intelectuales que pululaban en el limbo. Como no... Faltaba el elemento proteico.
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