domingo, 19 de septiembre de 2010

¿Chihuahua vale una misa?

Si aquel prospecto de rey logró el trono de Francia, convirtiéndose al catolicismo, habría que ponderar los motivos para que ocurriera tamaño acontecimiento en nuestra ciudad. Me refiero a la LIII Sesión del Consejo Político Nacional del PRI, celebrada este sábado 18 de septiembre. Justificaré esta aseveración argumentando con base en la indagatoria implícita: ¿¡Chihuahua bien vale una misa!?
Sin embargo, como en un juego de espejos, primero se habrá de develar otra interrogante: ¿Qué avezado lector quizás un semiólogo lograría hacer comprensible (i) la elección de Chihuahua como sede de ese evento, (ii) los mensajes previamente filtrados por la alta jerarquía del partido y (iii) el homenaje a Artemio Iglesias, que en conjunto revelan la naturaleza proteica del individuo y el grupo cuando confluye una diversidad de factores?
El arte de lo posible también contiene caminos insondables. Ejemplos abundan en la historia de la política, donde el ascenso y caída se suceden, en ocasiones de manera misteriosa. El gran “Filósofo de Rubio” lo expresó de forma magistral:
En la política hay que estar preparados para ser, para no ser y para dejar de ser.
Aquí es pertinente señalar que Artemio Iglesias “…nos abandonó, no porque haya cambiado de ideología o de partido, sino debido a que se nos adelantó al emprender el camino sin retorno”, escribió Carlos Jaramillo Vela en la recreación que hace 19 años Benjamín Palacios Perches grabó (video) y que Sergio Granados leyó ante la cúpula nacional priísta, en ocasión del homenaje rendido a este sabio de la política.
Personalidades de esta talla hacen posible entender o, al menos, entrever, la expresión proteica que llevó a la Ciudad de Chihuahua a constituirse por unas horas en la capital el asiento del poder mexicano. ¿Quiénes se beneficiaron de tan alto honor concedido?
Querido (e) lector, este domingo o el próximo lunes, cuando usted consulte las principales columnas políticas, encontrará aproximaciones sobre el tema. Una primera lectura puede sugerirnos que el estado de Chihuahua obtuvo los mayores dividendos, y que extrapolando nos obliga a deletrear: César Duarte y Reyes Baeza. En verdad, quien más se beneficia es la comunidad chihuahuense, ya que se respalda su presente y futuro, encarnado en la nueva clase que arriba al poder. No obstante…
Las ausencias de los principales contendientes a la candidatura presidencial, Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, nos revela que el horno no estaba para bollos; que la dirigencia no logró los amarres para su participación; y que, por hoy, Chihuahua no vale una misa.

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