A) 100 años cumplió la UNAM el miércoles 22 de septiembre. La UACh tendrá 56 años en diciembre ó 42, dependiendo de la interpretación barroca que se desprende de su portal de Internet, amén de las faltas de ortografía.
[Véase: http://www.uach.mx/institucional_y_juridica/2008/03/07/historia/]
[Véase: http://www.uach.mx/institucional_y_juridica/2008/03/07/historia/]
B) En el plano de la investigación, la UNAM supera a sus similares españolas: 152° lugar a nivel mundial y 1° nacional (Universidad de Shanghai Jiao Tong). Por su parte, Times Higher Education Supplement ubica a la UNAM en el sitio 150 respecto del mercado laboral, situándola por arriba de la Universidad de Barcelona (186) y de la de Sao Paulo (196).
[Véase: http://100.unam.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=459&Itemid=198&lang=es]
[Véase: http://100.unam.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=459&Itemid=198&lang=es]
C) La UACh registraba en 2007, 19,145 alumnos en sus programas de licenciatura y 30 carreras acreditadas, de conformidad al Consejo para la Acreditación de la Educación Superior, AC (COPAES). La UNAM cuenta actualmente con 47 carreras acreditadas y 179,052 alumnos.
D) El contraste se da en que el Sistema Nacional de Investigadores está integrado por 3,442 académicos que pertenecen a la UNAM, 1,327 más que el personal de la UACh (2,115 profesores), suponiendo que la totalidad fueran investigadores, lo que no es ni remotamente cierto. Además, 35% de los artículos científicos en México los publican investigadores (mexicanos) de aquella universidad. El estado de Chihuahua ocupa el lugar 26 en investigadores, considerando su población económicamente activa.
E) La buena noticia aquí es que con más de 9 veces la cantidad de alumnos que tiene la UNAM en el nivel de licenciatura, respecto de la UACh, sólo posee 57% más carreras acreditadas (datos de COPAES).
Recapitulemos:
Aún cuando la información —numeralia— sobre este tema está disponible y es abundante y diversa, el propósito de este artículo es extraer enseñanzas útiles para la comunidad chihuahuense. Por ese motivo hago acopio de una lectura que hace tiempo tuvo un impacto importante. Me referiré a un extraordinario ensayo que escribió Gabriel Zaid hace ya 23 años: “Una megalomanía” (Revista Vuelta, marzo de 1987).
Zaid inquirió sobre la baja productividad y eficiencia académica de la UNAM (una_megalomanía), formulando las siguientes preguntas:
“¿Alguien ha demostrado que una comunidad universitaria de 400,000 personas es mejor que 40 comunidades de 10,000? ¿Mejora la calidad de las actividades? ¿Se vuelve más humano el trato entre las personas? ¿Hay economías de escala? ¿Se reducen los costos unitarios? ¿Se descongestiona la ciudad?”
Transcurridas más de dos décadas de esta aguda y fulminante crítica de Zaid, cobra especial vigencia sobre todo en beneficio de los estudiantes chihuahuenses, la comunidad y —espero— en quienes están por asumir el poder en los gobiernos estatal y municipal.
Los 100 años que festeja “la máxima casa de estudios” en verdad no arrojan éxitos tan satisfactorios, si nos ceñimos a los datos que se han mencionado. Sus 29 institutos y 16 centros de investigación le permiten a la UNAM ubicarse entre las 200 principales universidades del mundo, que para una economía que malogró el 10° lugar mundial durante la Administración del presidente Zedillo y el presupuesto que se otorga (y que es insuficiente, conforme a los parámetros que estipula la OCDE) a las actividades científicas, evidencian en todo caso mediocridad.
Entonces, ¿cuál es la lección?
El nuevo gobierno del Estado y enfáticamente las nuevas autoridades municipales de Chihuahua —alcaldía y legisladores, incluidos rectoría, catedráticos y empresarios— tienen ante sí quizá la más importante de las decisiones en materia de política económica:
Apostarle a la mejor inversión que crea futuro, como al parecer se está decidiendo para la UACJ, en su perfil de avanzada como “ciudad del conocimiento” [¡Siempre Juárez!]. Consideremos que otras ciudades mexicanas ya se abocan a alcanzar ese futuro: Monterrey (siempre Monterrey), Ciudad de México, Aguascalientes… Son notables, por supuesto, los ejemplos que proliferan a nivel internacional: Valle del Silicón, el caso más antiguo; Austin, Texas; Seattle, Washington; Evora, Portugal; Castellón del Plan, España; Dublín, Irlanda; Cambridge, Inglaterra; Nueva Hamburgo, Brasil; Umbría, Italia; Bangalore, India; Champaigne Urbana, Francia; etc.
El mundo globalizado impone retos que ahora sólo pueden enfrentarse mediante inversiones en creación de capital humano y desarrollo tecnológico. Los centros académicos asociados a la empresa en las denominadas ciudades del conocimiento (clusters, parques tecnológicos) entrañan la mejor forma de producir bienes y servicios con alto valor agregado en conocimientos, lo que aumenta la productividad y competitividad del aparato productivo, trátese de capital humano, maquinaria y equipo, instalaciones, recursos del sector primario como son las tierras cultivables, ganadería, forestal y minería, así como el escaso y caro recurso financiero. Este ciclo incide en el mejoramiento de las condiciones de vida, en cuanto a bienestar social, empleo y salarios.
Chihuahua —la UACh— difícilmente repetiría los errores del gigantismo y soberbia de la UNAM. Sin embargo, peor sería no aprovechar lo que ésta ha incumplido, llámese eficiencia, eficacia, éxito,… viabilidad de constituirse en una verdadera ciudad del conocimiento.
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